El ácido úrico elevado es la causa de enfermedades tan molestas como la gota, muy dolorosa. Además, esta patología puede agravar otros casos de enfermedades cardiovasculares, provocar una nefrolitiasis (cálculos renales) y otros problemas de salud.
Pero, ¿de dónde viene esta sustancia? ¿Por qué nos afecta tanto? El secreto de su concentración está en la alimentación y en los hábitos de vida que mantenemos. Os explicamos todos los detalles necesarios para entender su función y las consecuencias de su exceso en el cuerpo.
¿Qué son las purinas y qué tienen que ver con el ácido úrico?
Hemos hablado del ácido úrico, el verdadero culpable del malestar que nos provocan las enfermedades como la gota o la artritis. Sin embargo, todo comienza con las purinas. Las purinas no son otra cosa que unas moléculas orgánicas que forman parte de nuestro ADN. En concreto, se llama purina a una base nitrogenada con forma de anillo y una composición y conformación química concreta.
En contraposición, existen otras moléculas que son las pirimidinas. Purinas y pirimidinas forman el esqueleto de los ácidos nucléicos que constituyen el ADN. Las purinas son las encargadas de formar la adenina y la guanina. Pero dejemos de lado la lección de biología. ¿Qué relación tienen con el ácido úrico?
Cuando nuestro cuerpo metaboliza el ADN, durante los procesos naturales del cuerpo (como la muerte celular), las purinas son degradadas hasta formar un producto de desecho: el ácido úrico. Es decir, el ácido úrico es el producto que no queremos de las purinas, que aparecen en nuestro cuerpo cuando mueren las células o en otros procesos naturales.
A veces, las purinas proceden de ciertos alimentos, los cuales son digeridos y las liberan en sangre, donde son degradadas hasta ácido úrico, como si su procedencia fuera propia. En otras ocasiones, ciertos alimentos y hábitos promueven el envejecimiento celular, la muerte de la célula y el incremento de purinas, lo que desemboca en un incremento de ácido úrico. Los procesos por los que aparece el ácido úrico son muchos y complejos. Por suerte, conocemos muy bien las concentraciones peligrosas y qué hacer para evitarlas.
Por último, la alimentación con mucha cantidad de proteínas, dentro de un patrón de alimentación poco saludable, también puede provocar un aumento drástico de ácido úrico debido al propio metabolismo de las proteínas, que tienen mucho contenido en nitrógeno y terminan convirtiéndose en urea y ácido úrico. Además, el alcohol también impide el procesamiento del ácido úrico en el hígado, haciendo que se concentre más aún.
¿Cuánto ácido úrico es malo?
Como producto de desecho del metabolismo del ácido úrico, la urea aparece en nuestro cuerpo. Esta sustancia está en pequeñas concentraciones en el torrente sanguíneo, "almacenando", en cierto sentido, el amoniaco, muy tóxico. La urea se excreta mediante las heces o la orina. Pero además del ácido úrico, la urea también puede provenir del metabolismo de proteínas.
La concentración de ácido úrico en seres humanos está entre los límites de 2,5 y 6,5 mg/dL
Al aumentar la concentración de urea por culpa de la degradación de las proteínas, el ácido úrico también se acumula ya que en el proceso no puede pasar a urea tan fácilmente. Esta es otra explicación del aumento de concentración por culpa de los alimentos. Cuando la concentración de ácido úrico supera ciertas cantidades, podemos sufrir varios problemas.
¿Y qué concentración es esta? En la sangre humana, la concentración de ácido úrico en hombres es de 3,6 a 6,5 mg/dL (miligramos por decilitro) y en mujeres de 2,5 a 6,5 mg/dL. Por encima de estas cifras (los 6,5 mg/dL) la gente dice coloquialmente que tiene "ácido úrico". ¿Y qué consecuencias tiene?
Gota, hiperuricemia, artritis y uricosuria
La enfermedad más conocida, asociada al ácido úrico, es la gota. Esta consiste en la acumulación de urato, que es la sal derivada del ácido úrico. Donde más se concentra es en las articulaciones, de manera que producen hinchazón y dolor. Literalmente es como tener agujas en nuestro interior, rasgando y pinchando desde dentro. También puede afectar a los riñones, provocando cálculos renales.
La gota, en realidad, es el nombre que se le da a una de las artritis por microcristales. En concreto, comienza dando en el dedo gordo del pie. La artritis es muy dolorosa y se observa con la deformación de las articulaciones y la hinchazón. La hiperuricemia, es como se conoce al aumento de ácido úrico. Esta se puede detectar mediante la orina, cuyo aumento se conoce como uricosuria.
La hiperuricemia puede ser asitomática, de manera que podríamos tardar en darnos cuenta del aumento. Normalmente, los síntomas ya se dan cuando la concentración es bastante alta en sangre, por lo que es muy difícil detectarla antes. La única manera de saber si tenemos exceso de ácido úrico en sangre es mediante un análisis sanguíneo o de orina.
¿Qué hacer para prevenir y tratar su exceso?
Si dejamos de tratar el problema, este se puede volver muy grave, impedir la movilidad y causar terribles dolores y deformaciones en las extremidades. Por suerte, el exceso de ácido úrico, si no se debe a un problema metabólico más complejo, algo raro, se puede solucionar fácilmente. La respuesta la tenemos en los buenos hábitos alimenticios.
Reducir la cantidad de purinas en nuestra alimentación, controlar la cantidad de proteína que comemos y adoptar hábitos de vida saludables nos ayudará a controlar los niveles de ácido úrico. ¿Por qué una alimentación sana influye en el ácido úrico? Porque mejora el metabolismo de nutrientes y asegura que el hígado haga bien su trabajo.
En primer lugar, reducimos el número de purinas que originan el ácido úrico. Estas proceden sobre todo de las carnes, los caldos de vacuno, el pollo, el cerdo, las vísceras (especialmente el hígado) y algunos pescados. Vegetales como las lentejas también pueden ser fuentes importantes de purinas, aunque son más sus beneficios que sus perjuicios.
Reducir el alcohol y las grasas ayuda a un mejor funcionamiento hepático, y también a una reducción del ácido úrico. El exceso de ácido también es un factor determinante en la aparición de la diabetes. Los hábitos saludables, la reducción de ultraprocesados y el azúcar, así como el ejercicio, ayudan a prevenir las complicaciones procedentes de la hiperuricemia.
Hacer deporte es una manera excelente de mejorar la actividad metabólica, y mejorar el trabajo del sistema excretor. Por otro lado, también es importante beber mucha agua, lo que ayuda a reducir la concentración de ácido en sangre, ya que nos ayuda a excretarlo. En definitiva, unos buenos hábitos son la mejor manera de prevenir, y tratar, un potencial caso de gota.
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Autor: Santiago Campillo
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